Nota sobre la Formación de Ludoterapeutas

Nota sobre la Formación de Ludoterapeutas

 

Nota sobre la Formación de Ludoterapeutas con enfoque Gestalt Integral

 

Adherirse a un enfoque implica de algún modo reconstruir la historia de la psicoterapia y también las etapas de las relaciones interpersonales de Schutz, como plantea Munguía (2008:390): “Al principio el psicoterapeuta construye una fuerte afiliación con un enfoque y como parte de esta confluencia en identidad “defiende” a los miembros de su enfoque y “excluye” a los que no lo son (fase de identidad o inclusión), una vez realizada esta fase probablemente recurra al proselitismo intentando convencer a los otros de las bondades de su modelo (fase de control o poder), y por último se convive de manera libre y creativa entre los diferentes enfoques conservando o no el enfoque de origen (fase de apertura o afecto).” Por ello, nos adherimos a la propuesta de Yalom (2002) quien propone en contra del sectarismo, un “pluralismo terapéutico” del que es posible “extraer intervenciones eficaces de varios enfoques de terapia diferentes”. La psicoterapia contemporánea tiende cada vez más a la convergencia y por ello observamos como los enfoques conductuales y cognitivos se acercan a la meditación mediante el “Mindfullness” y la autorealización, y como los enfoques humanísticos trabajan por validar objetiva y cuantitativamente instrumentos de evaluación existencial.

 

Partir de un principio integrador e incluyente, permite sumar y organizar de forma coherente los aportes metodológicos y técnicos de los diversos enfoques psicoterapéuticos, sin renunciar a principios filosóficos sobre la ontología y epistemología específicos, que sustenta la intervención clínica gestáltica. Una visión científica abierta y compleja requiere de este principio integrador para abordar una relación particular donde las existencias del cliente y el psicoterapeuta entran en un proceso de contacto creativo, que rebasa las perspectivas o “ángulos” de percepción teórica. La psicoterapia como una práctica profesional, implica mucho de “estética” y “ética”, la psicoterapia como experiencia, es un arte y una actitud vital que rebasa las teorías de los psicoterapeutas, por ello, es la relación y no sólo la teoría lo que ha de guiar al psicoterapeuta.

 

La formación de psicoterapeutas requiere entonces, en el entendido de que en la relación participa de forma directa el psicoterapeuta como persona, que este asuma la propia responsabilidad de mantenerse autoconsciente y actualizado, en su propio desarrollo personal, y científico-profesional. La recomendación de pasar por un proceso personal de psicoterapia es indispensable para formarse en este campo, tanto una terapia profunda como procesos terapéuticos y de supervisión en distintas etapas de su vida profesional, recordemos que también para la psicoterapia Gestalt tradicional, la persona del propio terapeuta, es su mejor instrumento. El psicoterapeuta modela a su terapeado, consciente o inconscientemente, el camino del desarrollo potencial. La autenticidad existencial del terapeuta será un faro en el desconcierto de la vida del cliente.

  

En Ludoterapia Autocreadora nos dirigimos a superar en la formación de psicoterapeutas el sectarismo de los “enfoques” históricos,  para superar las fases que la Dra. Munguía recupera de Schutz, caminando a favor de convergencias pluralistas en la psicoterapia con una visión integral, multidimensional e inclusiva, desde un posicionamiento con ética profesional.

 

 

Referencias:


MUNGUÍA, Gabriela (2008) Epilogo en CASTANEDO, Celedonio comp. (2008) Seis Enfoques Psicoterapéuticos. Manual Moderno. México. 2ª. Edición.
YALOM, Irvin (2002) El Don de la Terapia. Emecé. Argentina.

 

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